Reducir el peso corporal en tan solo 11 libras puede disminuir el riesgo de osteoartritis de rodilla en más de un 50% en mujeres con sobrepeso. La obesidad conlleva un 28% más de riesgo de osteoartritis de rodilla, y el riesgo sube al 42% si alguien tiene tanto obesidad general (IMC superior a 30) como obesidad central (exceso de grasa adicional). Un mayor peso corporal aumenta el riesgo de dos maneras. Primero, cada libra extra añade hasta 4 veces más fuerza a la articulación de la rodilla. Más allá de la tensión mecánica, el exceso de grasa corporal actúa como órgano endocrino, liberando persistentemente moléculas proinflamatorias que pueden degradar el cartílago. Para quienes ya padecen osteoartritis, la pérdida de peso ayuda al reducir la presión sobre las articulaciones y fomentar una actividad física saludable. El movimiento es medicina.