Estos estudiantes de Harvard... no reaccionó bien al informe sobre la inflación de calificaciones: "Todo el día estuve llorando. Me salté las clases el lunes y estaba sollozando en la cama porque sentía que me esfuerzo mucho en mis clases y mis calificaciones ni siquiera son las mejores. Simplemente se sintió aplastante". "Lo que hace que un estudiante de Harvard sea un estudiante de Harvard es su participación en actividades extracurriculares. Ahora tenemos que tirar todo eso por la borda y dedicarnos solo a lo académico. Creo que eso ataca la noción misma de lo que es Harvard". "No puedo alcanzar mi máximo nivel de disfrute simplemente aprendiendo el material porque estoy muy ansioso por el examen parcial, muy ansioso por los trabajos y porque sé que está muy mal calificado. Si ese estándar se eleva aún más, no es realista suponer que la gente disfrutará de sus clases".

No es solo Harvard, y las calificaciones están subiendo mientras que la capacidad académica está disminuyendo. A la izquierda, la inflación de calificaciones en ocho grandes universidades públicas. A la derecha, el puntaje promedio nacional decreciente del SAT.

La parte más increíble de este informe podría ser cuando Harvard reconoce que su crisis pedagógica se debe en parte a mimar a estudiantes poco preparados: "Durante la última década más o menos, el Colegio ha estado exhortando a los profesores a recordar que algunos estudiantes llegan menos preparados para la universidad que otros, que algunos están luchando con situaciones familiares difíciles u otros desafíos, que muchos están luchando con el síndrome del impostor, y casi todos están sufriendo de estrés". "Sin saber cuál es la mejor manera de apoyar a sus estudiantes, muchos simplemente se han vuelto más indulgentes. Los requisitos se relajaron y se elevaron las calificaciones, particularmente en el año de instrucción remota. Esta indulgencia, aunque bien intencionada, ha tenido efectos perniciosos". La facultad también ha adoptado nuevos métodos de evaluación: Muchos de nosotros pasamos de exámenes de alto riesgo a tareas más frecuentes de menor riesgo, creyendo que esto ayudaría a los estudiantes a retener el material. Sin embargo, varios han descubierto que las tareas de menor riesgo son más efectivas para recompensar el esfuerzo que para evaluar el desempeño, lo que les da a los estudiantes la falsa sensación de que han dominado el material que aún los elude. Del mismo modo, los profesores pasaron de exámenes y trabajos a modos alternativos de evaluación, como tareas creativas y proyectos grupales, con la esperanza de aumentar la participación de los estudiantes en sus cursos. Sin embargo, algunos tuvieron dificultades para evaluar estas tareas de una manera suficientemente diferenciada. Finalmente, algunos profesores han evitado la calificación convencional, recurriendo en su lugar a la "descalificación" o al "aprendizaje basado en contratos" u otros sistemas en los que los estudiantes obtienen As por completar todo el trabajo asignado. Hay un caso pedagógico para estos enfoques alternativos, pero están fundamentalmente en desacuerdo con nuestro sistema de calificación actual, que se basa en las calificaciones para diferenciar".