Acabo de terminar una llamada con un fundador que pensaba que estaba atrasado. No lo estaba. Estaba exactamente donde necesitaba estar: en medio de problemas que obligan al tipo de aprendizaje que no puedes comprar, solo ganar. Cada fundador se siente atrasado en algún momento. Atrasado respecto a competidores que parecen estar más avanzados. Atrasado respecto a inversores que hacen preguntas imposibles. Atrasado respecto a compañeros que parecen tenerlo todo resuelto. Pero la verdad es que estar atrasado generalmente significa que finalmente estás enfrentando la realidad. Ese es el verdadero currículo de las startups. No aprendes a fijar precios leyendo un artículo de blog. Aprendes cuando un cliente dice: “Eso es demasiado caro” y cuelga. No aprendes a contratar escuchando un pódcast. Aprendes cuando la primera persona que contrataste resulta ser la equivocada y tienes que despedirla. No aprendes a liderar citando libros. Aprendes cuando tu equipo te mira en un momento de duda y espera que tú decidas. Nada de esto se siente bien. Se siente como si estuvieras quedándote atrás. Pero esas son las repeticiones. Esa es la matrícula. Los fundadores que lo logran son los que sobreviven más tiempo en la arena de problemas. Cada conversación difícil, cada trato perdido, cada momento de “deberíamos estar más avanzados” es parte del verdadero progreso. Si eres un fundador y te sientes atrasado, recuerda: no llegas tarde. Estás aprendiendo de la única manera que importa.
6,5K