La descentralización no es una religión. Importa principalmente porque crea un terreno común neutral donde el mayor número posible de partes puede acordar llegar a acuerdos, prestar, comerciar o endeudar, atravesando fronteras geográficas, políticas, culturales y regulatorias. Cuanto más abierto es un sistema para los participantes, más líquido y eficiente se vuelve. Por eso las blockchains privadas no han captado el punto. La apertura es la característica; La descentralización es el medio.