Lo triste de ser padre o madre de hijos adultos es que no recuerdas tantos detalles de esos pequeños años como pensabas. Miras fotos y recuerdas cuándo se han tomado, pero tantos recuerdos simplemente no existen en tu mente. Ojalá hubiera escrito más sobre sus pequeñas vidas, para al menos tener un recuerdo grabado.