La elección no es entre "autoritarismo" y "libertad". Esa es una falsa dicotomía elaborada por aquellos que se benefician de este último sistema. La verdadera elección es entre una autoridad transparente que sirve al interés nacional y una autoridad opaca y parasitaria que explota a la nación para sus propios fines. El primero puede ser corregido por el pueblo. El segundo opera con una impunidad casi total, evadiendo hábilmente la culpa mientras erosiona constantemente los cimientos de la sociedad de la que se alimenta.