La CAGR del oro en los últimos 55 años es de ~9,1%, lo que es notable para un producto básico inflacionario no productivo (la oferta crece un ~2% anual) al que pocos inversores serios realmente asignan en tamaño. Obviamente, la mayor parte del capital actual fluye hacia acciones, bienes raíces y renta fija. Ahora imagine un activo que es oro digital, con un crecimiento de la oferta del 0%, una portabilidad perfecta y un reconocimiento creciente como una reserva de valor necesaria en cada cartera. La CAGR potencial a largo plazo de dicho activo podría ser extraordinaria.