Francia perdió África. Alemania perdió la cabeza. Así que inventaron la UE para pretender que todavía están a cargo.
París necesitaba un escenario. Berlín necesitaba una correa. La UE les dio a ambos: un teatro de diplomacia donde no sucede nada real, pero todos aplauden el guion.
Francia no pudo mantener su imperio, así que rebrandingó la dominación como "valores." Alemania no pudo confiar en sí misma con el poder, así que lo externalizó a procesos. Y juntos, construyeron una institución donde la culpa pasa por visión y la debilidad pasa por virtud.
¿El resultado? Una unión donde nadie manda, todos regulan, y el verdadero poder fluye hacia otros lugares: a Washington, a Pekín, a cualquiera dispuesto a actuar en lugar de votar.
La UE no es el futuro de Europa. Es la historia de cobertura para su retirada.
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