Realmente hay un problema con estar obsesionado con la igualdad: la igualdad casi siempre implica límites de estar dentro del conjunto igual o no. Una vez que las cosas tienen que ser iguales, estás atrapado en binarios de estar dentro o fuera, sin posibilidad de matices.
No obstante, hay formas de inclinarse hacia el igualitarismo. Por ejemplo, puedes tener una membresía parcial desigual pero aún así descontar influencias mayores, como en la votación cuadrática. Puede haber verdad en el instinto igualitario sin que sea absoluto.
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