Pronto millones de trabajadores domésticos pueden perder su derecho a exigir incluso el salario mínimo federal—un mero $7.25 por hora—o cualquier pago por horas extras. El Departamento de Trabajo de Trump está avanzando para rescindir una norma de 2013, dejando a millones de trabajadores domésticos sin protecciones salariales y horarias.